jueves, 15 de noviembre de 2007

Seven Up, eternamente refrescante


Seven Up es una famosa marca de bebida gaseosa de lima-limón vendida en tiendas, restaurantes y máquinas expendedoras en muchos países del mundo. Es muy recomendable con un poco de limón y un tach de vodka (apenas un tach). Es la bebida preferida del Chino.
Es una de las marcas lideres en el mundo entero. El producto fue desarrollado por Charles Leiper Grigg, quien en 1920 fundó la empresa The Howdy Company en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos. Pero en 1936, gracias al éxito de este producto, renombró a la empresa como The Seven-Up Company. Ya en 1940 se convirtió en la tercera bebida carbonatada más vendida en el mundo. En 1978 Phillips Morris Incorporated adquirió la compañía, para venderla en 1987 a PepsiCo Incorporated. Muchas personas creen equivocadamente que el nombre es a causa de que tiene un pH mayor a 7.0 (neutro); y que por eso no tiene los efectos peligrosos de otras gaseosas de naturaleza ácida. Un simple pHmetro demuestra que el pH es comparable a la mayoría de las bebidas, generalmente 2.5, levemente menor a la acidez del jugo de limón.
En verano, el Chino recomienda que el tach de vodka debe aumentar, y entonces sí el torrente sanguineo se convierte en una catarata sin destino, donde se impone el desorden, alimento esencial para escribir sus editoriales.

Fanta, mi refresco preferido


Fanta, marca de refresco con gas, propiedad de la compañía The Coca-Cola Company. Posee diferentes formatos de envase (botellas, latas, etc.) y sabores, entre ellos la tradicional de naranja y más de 70 en distintos países del mundo.
Los ingredientes de la variedad tradicional de naranja son: agua carbonatada, azúcares, 8% (7% en portugal, 10% en argentina) de zumo de naranja, acidulante E-330, aromatizantes, conservante E-211, antioxidante E-300, estabilizante E-412 y colorante E-160a.
Fanta fue creada en 1942-1943, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Max Keith, quien dirigió las operaciones de Coca-Cola en Alemania durante la guerra, agotó los ingredientes de Coca-Cola, los cuales sólo podían ser suministrados desde los Estados Unidos. Keith produjo un refresco diferente, Fanta, el cual demostró ser un éxito, y cuando Coca-Cola se reestableció después de la guerra, adoptó la marca Fanta.
El nombre "Fanta" fue sugerido por un comercial de la compañía, Joe Knipp. Su idea vino gracias a un concurso que la empresa propuso entre los empleados alemanes, para dar nombre al producto, en el cual Keith les pedía dejar volar su Fantasie (fantasía en alemán), de ahí el nombre "Fanta".
Fanta se ha posicionado en un segmento infantil y joven, asociada a conceptos como la amistad, la imaginación y la diversión.

martes, 13 de noviembre de 2007

Cola Cola refresca mejor


La historia de la Coca-cola siempre me ha resultado apasionante. Un tónico del siglo pasado que nace como bebida medicinal, se convierte en el refresco más popular y ve pasar a través de sus ojos toda la historia del siglo XX es un argumento casi de película que merece la pena conocer.

Fue el 5 de Mayo de 1886 cuando un veterano farmacéutico de 54 años llamado John Pemberton creó la fórmula de la Coca-cola basándose en el éxito del famoso Vino Mariani, una bebida alcohólica revigorizante a base de vino y hoja de coca macerada, formulada en 1863 por el químico italiano Angelo Mariani.

El nombre de la marca y el diseño del logotipo de Coca-cola corrió a cargo del contable del farmacéutico, Frank Robinson, y en sus inicios la Coca-cola fue introducida comercialmente como "un tónico efectivo para el cerebro y los nervios", siguiendo el camino marcado por el Vino Mariani. Se dice que un día llegó un hombre con un fuerte dolor de cabeza a la farmacia de Jacob donde vendían el jarabe de la Coca-cola mezclada en agua y quiso en vez de añadirle agua, añadir soda. El hombre bebió su vaso por un nickel (5 céntimos de la época) y de esta forma nació la Coca-Cola con burbujas tal y como la conocemos en la actualidad.

A lo largo de todo el siglo XX, Coca-cola la bebida refrescante de extractos, ha sido uno de los vehículos de expansión de la cultura norteamericana en todo el mundo y la compañía se encuentra presente en 232 países del mundo, con más sedes incluso que la propia ONU. Muchas son las anécdotas que a través de la historia han ido transformando en mito el refresco Coca-cola, y una de las páginas web que mejor lo refleja es la de TangaWorld Interbar, de recomendada visita y lectura.

La sombra nazi de un gigante llamado Coca-cola
Pero la historia de Coca-cola también tiene parajes que hasta nuestros días han permanecido en la sombra. Uno de ellos es la relación que tuvo la compañía con la Alemania nazi de Hitler a la que suministró millones de litros del preciado refresco durante la etapa de expansión del nazismo alemán de 1933 a 1945. Varios altos ejecutivos de Coca-Cola en Alemania eran destacados miembros nazis, y la compañía adoptó una política de ignorancia hacia la práctica de la eugenesia y el exterminio de judíos por parte de los nazis.

Aunque en un principio pudiera parecer que el inicio de la II Guerra Mundial posicionaría a la compañía de Atlanta del lado americano y de los aliados, Coca-cola supo jugar muy bien su baza en un país que suponía el segundo mayor punto de venta del refresco a nivel internacional. En palabras de Eleanor Jones en su artículo Coca-cola va a la guerra "lo que salvó a Coca-cola Alemania de ser abolida por los dictadores nazis fue la estructura corporativa y la filosofía publicitaria de la compañía tan cercanas a la idea nazi de creación de un nuevo y poderoso orden mundial", y que tan bien supieron reflejar en la publicidad de la época en la que las mujeres y hombres siempre sonrientes mostraban el "American way of life".

Otro de los capítulos oscuros de la historia de Coca-cola es la supuesta vinculación de la compañía con grupos de paramilitares sudamericanos, en la que no haré demasiado hincapié y es de obligada lectura el artículo de ARLAC (Asociación de Refugiados de América Latina y el Caribe) sobre la "historia negra de las aguas negras" y donde quedan patentes las numerosas ocasiones en las que la conocida marca de refrescos ha colaborado con mafias y grupos paramilitares en territorio sudamericano para supuestamente coaccionar, torturar, secuestrar e incluso asesinar a líderes sindicales de las plantas de fabricación.

Mapa del consumo de Coca-cola por persona
Con polémica o sin ella lo cierto es que Coca-cola es la bebida más consumida a lo largo y ancho de todo el planeta y su característico sabor dulce y con burbujas cautiva a todo el mundo sin distinción de clases, razas o religiones.

La fórmula de la Coca-cola
La composición del jarabe base de la Coca-Cola ha sido recientemente desvelado en el libro "Dios, Patria y Coca Cola: la historia prohibida de la bebida más famosa del mundo" del escritor norteamericano Mark Pendergrast. La fórmula de Coca-cola contiene: citrato de cafeína, extracto de vainilla, aromatizantes (naranja, limón, nuez moscada, canela, culantro, etc.), ácido cítrico, jugo de lima, azúcar, agua y E.F.C., es decir, Extracto Fluido de Coca procedente de Ecuador (Erythroxylon novogranatense) que le aporta a la Coca-cola ese aroma tan característico. A continuación desgranamos la receta:

Receta casera de Coca-Cola*
Composición de Coca-cola para cada galón (4,546 litros) :

Azúcar: 2.400 gr. en suficiente agua para disolverlo
Caramelo: 37 gr.
Cafeína: 3,1 gr.
Acido fosfórico: 11 gr.
Hojas de coca descocainizadas: 1,1 gr.
Nueces de cola: 0,37 gr.

Embeber las hojas de coca y las nueces de cola en 22 gr. de alcohol al 20%, luego filtrar y agregar el líquido al jarabe. Después añadir:

Zumo de lima: 30 gr.
Glicerina: 19 gr.
Extracto de vainilla: 1,5 gr.
Condimento 7X (sabor):

Esencia de naranja: 0,47 gr.
Esencia de limón: 0,88 gr.
Esencia de nuez moscada: 0,07 gr.
Esencia de casia (canela de la China): 0,20 gr.
Esencia de coriandro: una pizca
Esencia de nerolí: una pizca
Esencia de lima: 0,27 gr.

Mezclar en 4,9 gr. de alcohol al 95%, agregar 2,7 gr. de agua, dejar reposar 24 horas a 60 grados Fahrenheit para que se separe el estrato turbio. Recójase la parte clara del líquido y agréguese al jarabe. Agregar suficiente agua para preparar 1 galón de jarabe. Mézclese una onza de jarabe con agua carbonatada para preparar 6,5 onzas de bebida.


* Por motivos obvios la compañía Coca-cola no reconoce ni esta ni ninguna de las fórmulas secretas que circulan sobre la Coca-cola.

domingo, 14 de octubre de 2007

Marcelo, por un "frigorífico" más

El Chino recibió el mail y me lo reenvió al toque. Tenía su origen en una reciente reunión política del candidato eternum con los principales referentes locales. Se los publico (que quede claro: los visitantes de este blog saben que cuando El Chino transcribe algo de sus “amigos”, agrega cosas).
Corto y pego.

La casa del candidato se convirtió en el bunquer político más visitado a 20 de las elecciones. Allí llegaron lo más granado del pejotismo local: Juan Arrúa, Martín Kreff, Diego Burgois, “Raúl” Alfonsín (perdón: Quique Alfonsín), Biyi Garcia, entre otros, y la estrella máxima; Juan Carlos Correa, quien descendió de un imponente automóvil y se mandó sin golpear en la casa de la calle España.
Allí se habló de todo, pero se diseñó, más que nada, cómo influir sobre la gente en la recta final de octubre. Pero nadie imaginaba que el concejal Perez (ex vecinalista automarginado) estuviera en la reunión por que cuando entró, bien temprano, como es su costumbre, varios lo miraron con desdén. "Caramba!, tardaste mucho en volver", le reclamó un conspicuo colaborador del candidato eternum. “No, hace rato que estoy trabajando en este proyecto; Marcelo lo sabe”, se defendió el edil.
En un rincón Biyi Garcia miraba en silencio y asentía con la cabeza los argumentos del candidato, cuando la reunión comenzó y el candidato eternum saludó con brillo en los ojos por la concurrencia.
Pero había una preocupación, oculta desde hace años, la “dudosa” deuda que el gobierno anterior había dejado y que según el mismo concejal habría detallado cuando formaba parte del equipo político de Daniel Vissani.
“La gente no entiende cuando se habla del tema, no sabe, se le mezclan los datos, las fechas, quién estaba, cuánto es de deuda real; es un quilombo, imposible de explicar”, dijo otro colaborador, encargado de acariciar el alma del candidato cada vez que aparecía el tema.
El candidato eternum lo miró como la serpiente al ratón. Sin palabras, se levantó y tomó desde la mesa contigua el proyecto “Octubre 2007” y lo puso sobre la mesa. “El proyecto es este, cuantas veces debo decirlo. De lo otro nadie se acuerda. Nadie se acuerda de lo que pasó hace tres años. Es mi proyecto contra el del Gobierno: no hay otra cosa. Más claro imposible. De lo que yo hice en mis 6 años en el municipio no tengo porque decir una sola palabra. El pasado es pasado. Una campaña moderna e inteligente no hace ni siquiera mención de lo que hicimos”.
El colaborador esperó unos segundos y reaccionó: “No yo decía para aprovechar que ahora que está con nosotros podemos entrar en algunos detalles sobre cómo responder ante eso con datos… nada más".
Ahora el presidente del PJ Juan Carlos Correa dejó de escuchar y también parece haber terminado su café. Intervino: “No se puede probar nada, absolutamente nada. La función pública tiene mecanismos que si están bien aceitados funcionan como un engranaje perfecto: rara vez se llega a una instancia de comprobación judicial en un país que sufre frecuentes crisis como las que tiene la Argentina periódicamente”.
La clase magistral había comenzado, en sólo tres minutos imantó a los compañeros. Todos miraron al patriarca, embobados, quien en sólo un instante mostró porqué estaba allí; les dio las bases de 30 años de trabajo ininterrumpido al servicio del partido y del propio. En pocas palabras, les explicó cómo abordar los desbarajustes financieros del PJ en el gobierno, y una convicción que sólo tienen los que viven de la política: que nunca pasa nada. (la puta madre se paró el grabador).
(Ahora si) "Las deudas son una consecuencia de las crisis. Van de la mano, y en las poscrisis, todo empieza a verse se otra manera porque la gente comienza disfrutar de la recuperación económica y olvida rápidamente lo qué pasó”, remató Correa.
Ahora el candidato a intendente parece respirar aliviado. El “viejo zorro” de la política puso las cosas en su lugar y justificó porqué estaba allí sosteniendo al candidato eternum en una instancia como esta.
Se hizo un silencio interminable.
La cuestión de las cuentas no muy claras de la administración justicialista había sido disparada por el actual intendente Daniel Vissani, en su lluvioso lanzamiento de campaña.
El intendente sabe porqué lo dijo. El tema de las cuentas municipales es ahora centro de la campaña y el vecinalismo exigirá su aclaración y después si se podrá hablar de promesas electorales.
Fin.

Le dí aceptar y lo envié. Lejos de Chaves, el improvisado ciber a un costado de la estación de servicio me sirve para reflexionar sobre esto, aunque hay cosas que no entiendo, y eso que pasé los cuarenta hace rato. Me pregunto:
- ¿Cómo se puede llevar adelante un proyecto integrador, que involucre a todos las personas, con tantos muertos en el placard?
- ¿Cómo conjugar pasado y presente en un solo y seguir adelante como si nada hubiera transcurrido?
- ¿Cómo saber que no hay nada más debajo del poncho cuando en el pasado se administró la comuna con tanta desorganización y vandalismo?
- ¿Cómo prometer hoy lo que no se hizo durante diez años con un Diputado amigo con llegada al poder central?
- ¿Qué pensará el candidato Santillán –el eternum, como lo define el Chino- sobre lo que la gente piensa de él?
- Repito: ¿Qué pensará el candidato sobre lo que la gente piensa de él?
- ¿Creerá, realmente, que le alcanza con las promesas (“sospechosa” empresa en el medio) para lograr los votos esquivos de las últimas dos elecciones?
- ¿Cree realmente que la gente pone primero a las promesas (“sospechosa” empresa en el medio y sus “contactos”) y después a los hombres?
- Repito: Están primero las promesas (y sus “contactos”) y después los hombres?
- ¿O será “un frigorífico más” (tengo que preguntarle al Chino, pero me parece que la insólita reapertura del frigorífico en el gobierno justicialista duró menos que un pedo en la mano).
- ¿Una empresa “fantasma”?, ¿“un negociado más”? ¿Otro perfecto enroque santillanista-correísta?
- ¿Habrá ido el candidato eternum a preguntarle a los 35 empleados del actual frigorífico si necesitan algo o a presentarles su proyecto? (este dato también tengo que chequearlo con el Chino, pero me parece que son los mismos empleados que fueron despedidos en el naufragio anterior) (Nota: el actual frigorífico se rabrió por gestión del actual intendente).

Que lo parió, cuántas dudas. Mañana estaré dos días en Chaves, antes de volver a La Plata. Mientras tanto, aquí, en la Patagonia, la bola de fuego se eleva detrás de mí cuando le doy arranque a la camioneta. (Porque el Chino no hace su propio blog y me deja de romper las bolas).

domingo, 12 de agosto de 2007

No nos dejes caer en la tentación


Después del brutal dolor de cabeza (empujado por la muerte del Negro Fontanarrosa; que lo parió, que baja) no tuve mejor idea que asistir al seminario “Partidos Políticos en el abismo”, ofrecido por la Fundación ICEDE (Instituto para la Concertación, Equidad y Democracia) en el Sheraton Kempisky, en Capital, invitación que me cursó mi amigo el diputado Pablo Bruera.
Dejé a Julia con 38 de temperatura y me mandé. Grande fue mi sorpresa cuando al entrar me lo encontré a Juan Carlos Correa, enfundado en un traje gris metalizado. Me guiñó un ojo y se sentó lejos de una cámara de Canal 13 que empezaba a tomar las primeras imágenes; todo un símbolo de baja exposición política. Lavagna, Sturzenegger, Cachanosky y Mora y Araujo, algunos de los capos que iban a brillar en el seminario. Me quedé sentado mirándolo, pensando corto, y concluí en 30 segundos que la política no es otra cosa que saber aprovechar las oportunidades. Punto. El celular me despabiló: era el Chino que me llamaba desde Tribunales de La Plata. Cagué, pensé, no me larga más. Dicho y hecho.
“Algo raro sucede en un pueblo cuando los errores del pasado vuelven sistemáticamente como una marea”, mandó tajante, sin introducción, y salí de la sala de conferencia porque la cosa venía larga: estaba leyendo el guacho, lo había escrito, y me lo leía el hijo de puta. La frase me atrapó.
Bajé y me tiré en los sillones del hall, pedí una cerveza, y le regalé mis sentidos: el Chino es el único que me trae noticias del pueblo (en realidad, tenía ganas de escucharlo; además, el seminario arrancaba en 20 minutos).
Reproduzco:
“Algo raro sucede en un pueblo cuando los errores del pasado vuelven sistemáticamente como una marea. Raro y peligroso. Repasemos: en plena gran crisis institucional, cuando Buenos Aires se convertía en un flan con olor a rancio y las cacerolas vibraban en las manos de las señoras de clase media, alguien dijo que el único que puede domar al país cuando se enfurece es el peronismo. El partido del general tiene aceitado un perfecto mecanismo político capas de hacer tambalear a mismísimo Charles de Gaulle.
Es así. Y mi amiga Tita debe haber ocupado gran parte de su vida en desentrañar -junto a los suyos- cómo se gobierna con el peronismo en la otra orilla, con el sol cayendo vertical y el jugo helado con gotas vodka bajo la sombrilla. Cuando Eduardo Duhalde ocupó la presidencia de la Nación los diarios internacionales aseguraron que la tormenta lentamente se convertiría en brisa. Que el peronismo era sinónimo de gobernabilidad y que el orden institucional y los acuerdos políticos no tardarían en llegar. Es esa convicción que tenemos cuando viajamos al exterior y vemos, a la distancia, que los dilemas argentinos flotan por si solos, que la cultura nos marca a fuego. Y el problema es que, desde adentro, algo nos confunde y nos impide ver todo con objetividad”….

- Chino, pará, la seguimos luego, que empieza el seminario y no me lo quiero perder… -lo interrumpo-. No tuve suerte. Maldigo el día en que le dije que tenía el camino allanado dentro de los analistas políticos, que era un Morales Solá en potencia, que sólo el tiempo me iba a dar la razón.

Siguió; tenía como meta leerme todo lo que había escrito en el tiempo de boludeo de las oficinas del Tribunal bonaerense. Estaba claro: le había dedicado unas líneas a su pueblo:
“Al parecer, los estrategas del peronismo vuelven lenta y progresivamente a ocupar la pantalla. Van midiendo el minuto a minuto. No vale la pena dar nombres (digo por los que intentaron la renovación). Basta con saber que Juan Carlos Correa, el gran representante de Chaves en la política grande, ya está nuevamente entre nosotros con un programa en horario central. Pero si hay algo que caracteriza a los políticos argentinos es su obstinación con el poder. Su porfía en solucionarle los problemas a la gente. Y el mejor lugar que tienen para ocuparse de estos dilemas es, precisamente, la función pública. El caso de Marcelo Santillán es paradigmático. Su compromiso social es digno de destacar, porque no sólo es un entusiasta en ayudar al prójimo, sino que es un amante empedernido de la cosa pública y no conoce otro lugar desde donde socorrer a la gente. Sería bueno acercarlo al tercer sector. Sería bueno saber, también, cuál ha sido el verdadero beneficio para Chaves el tener a su hijo pródigo en lo más alto de la política nacional durante 20 años (si Correa, claro). Cuál ha sido la obra tangible que todos puedan disfrutar y que sintamos orgulloso por eso.
Porque casi sin saberlo, mi padre, peronista de alma, me informa –satisfecho él-, que Juan Carlos ya se metió de lleno en la carrera electoral lugareña y que ya le puso la espalda a Santillán para que de una vez por todas el doctor pueda sentarse en el sillón de Carricart.
Bien sabemos que Roberto Lavagna depende de un milagro: que la inflación se convierta en un tsunami, que no tengamos gas ni para calentar los panchos, o que encuentren en una noche apasionada a los Fernández (Aníbal y Alberto, o Cristina, si lo prefieren) en un intercambio de sudores anales. Parece que la cosa no es muy distinta en el pueblo, donde la oposición va a tener que apelar a diez propuestas diarias, o a cinco semanales, o a una mensual, o lo que tengan para revertir una tendencia inalcanzable… como los barriletes. En esa ardua tarea están, juran y perjuran los emisarios del eterno candidato, muy cerca del caudaloso río De la Garma”.

Ahora si, Roberto Lavagna en el final de su exposición parece empezar a contar cómo él controlaría la inflación si fuese presidente, objetivo que no tuvo en su paso por el Ministerio de Economía. ¿Que cosa no? Será que el Chino tiene razón otra vez, que los dilemas irresueltos del pasado vuelven siempre con respuestas claras y contundentes en las caras conocidas. ¿O en una persona conviven dos personas? Y, si, el amor crece con el miedo, le dije a Julia cuando me senté en el auto para volver a La Plata. No me entendió. Afuera, la resolana se amplificaba en una atmósfera multicolor.

martes, 17 de julio de 2007

Soriano, a diez años de su muerte

Hoy quiero recordar a mi amigo el Gordo Soriano, con un cuento que lleva su sello, a diez años de su muerte. Cuando en lo mejor se lo llevaron, quien sabe adónde, en la plenitud de su literatura popular.


Mecánicos
Osvaldo Soriano

Mi padre era muy malo al volante. No le gustaba que se lo dijera y no sé si ahora, en la serenidad del sepulcro, sabrá aceptarlo. En la ruta ponía las ruedas tan cerca de los bordes del pavimento que un día, indefectiblemente, tenía que volcar. Sucedió una tarde de 1963 cuando iba de Buenos Aires a Tandil en un Renault Gordini que fue el único coche que pudo tener en su vida. Lo había comprado a crédito y lo cuidaba tanto que estaba siempre reluciente y del motor salían arrullos de palomas. Me lo prestaba para que fuera al bosque con mi novia y creo que nunca se lo agradecí. A esa edad creemos que el mundo solo tiene obligaciones con nosotros. Y yo presumía de manejar bien, de entender de motores, cajas, distribuidores y diferenciales porque había pasado por el Industrial de Neuquén.
Antes de que me fuera al servicio militar me preguntó que haría al regresar. Ni él ni yo servíamos para tener un buen empleo y le preocupaba que la plata que yo traía viniera del fútbol, que consideraba vulgar. A mi padre le gustaba la ópera aunque creo que nunca conoció el Teatro Colón. Venía de una lejana juventud antifascista que en 1930 le había tirado piedras a los esbirros del dictador Uriburu, y conservaba un costado romántico. Cuando le dije que quería seguir jugando al fútbol, lo tomó como un mal chiste. Me aconsejó que en la conscripción hiciera valer mi diploma de experto en motores para pasarla mejor. Siempre se equivocaba: fue como centro-delantero que evité las humillaciones en el regimiento. Cualquiera arregla un motor pero poca gente sabe acercarse al arco. La ambición de mi padre era que yo conociera bien los motores viejos para después inventar otros nuevos. Igual que Roberto Arlt, siempre andaba dibujando planos y haciendo cálculos. Una tarde en que me prestó el Gordini para ir al bosque me anunció que al día siguiente, aprovechando sus vacaciones, lo íbamos a desarmar por completo para poder armarlo de nuevo.
Yo no le hice caso pero el se tomó el asunto en serio. En el fondo de la casa tenía un taller lleno de extrañas herramientas que iba comprando a medida que lo visitaban los viajantes de Buenos Aires. Como no podía pagarlas, los tipos entraban de prepo al taller, se llevaban las que tenía a medio pagar y de paso le dejaban otras nuevas para tenerlo siempre endeudado. Había algunas muy estrambóticas, llenas de engranajes, sinfines, manómetros y relojes, que nadie sabía para que servían.
A la madrugada dejé el coche en el garaje y me tire en la cama dispuesto a dormir todo el día. Pero a las seis mi viejo ya estaba de pie y vino a golpear a la puerta de mi pieza. Mi madre no me permitía fumar y el entrenador tampoco, así que cuando me ofrecía el paquete yo sonreía y lo seguía por el pasillo poniéndome los pantalones. Caminaba delante de mí, medio maltrecho, y lo sorprendía que yo pudiera saltar un metro para peinar la pelota que bajaba del techo y meterla por la claraboya del taller.
--Sos un cabeza hueca--me decía.
Se reía con Buster Keaton y leía La Prensa, que le prestaba un vecino. Tal vez había envejecido antes de tiempo o quizá se enamoró de una mujer intocable en uno de esos pueblos perdidos por donde nos había arrastrado. Nunca lo sabré. Mi madre ha perdido la memoria y apenas si recuerda el día en que lo conoció, ya de grande, en las barrancas de Mar del Plata.
Me miró y dijo: "Vamos a desarmar el coche. Después, cuando lo volvamos a armar, no nos tiene que sobrar ni una arandela, así aprendés". Era un día feriado, sin fútbol ni cine. Hacía un calor terrible y a mediodía el cura del barrio se presentó a comer gratis y a ver televisión. Pero antes de que llegara el cura mi padre me pidió que eligiera por donde empezar. Parecía un cirujano en calzoncillos. Sudaba a mares por la piel de un blanco lechoso que yo detestaba. Al agacharse para aflojar las ruedas del Gordini se le abría el calzoncillo y las bolsas rugosas bajaban hasta el suelo grasiento. Puso tacos de madera bajo los ejes y empezo a sacar tornillos y tuercas, bujes y rulemanes, grampas y resortes. A mí me daba bronca porque creía que nunca más iba a poder llevar a mi novia al otro lado del río y entre los árboles.
Igual ataqué el motor con una caja de llaves inglesas, francesas y suecas. A mediodía, cuando el cura asomó la cabeza en el taller, ya teníamos medio coche desarmado. Los dos estábamos negros de aceite y habíamos perdido por completo el control de la operación. Mi padre había desmontado todo el tren delantero, la tapa del baúl, el parabrisas, y asomaba la cabeza por abajo del tablero de instrumentos. Atrás, yo había sacado válvulas y culatas y trataba de arrancar el maldito cigueñal. De vez en cuando mi viejo gritaba "jCarajo, qué mal trabajan los franceses!" y arrojaba el velocímetro sobre la mesa mientras arrancaba con furia el cable del cebador. El cura nos miraba perplejo con un vaso de vino en una mano y la botella en la otra y de pronto le preguntó a mi padre cuántas cuotas llevaba pagadas. Ahí se hizo un silencio y el otro casi se pierde los tallarines gratis:
--Doce-- le contestó de mal humor mi viejo, que era devoto de cristos y apóstoles . Y con la ayuda de Dios todavía tengo que pagar otras veinticuatro.
Tardamos tres días para convertir al Gordini en miles y miles de piezas diminutas y tontas desparramadas sobre la mesada y el piso. La carcasa era tan liviana que la sacamos al patio para lavarla con la manguera. La segunda tarde mi madre nos desconoció de tan sucios que estábamos y nos prohibió entrar a la casa. Dormíamos en el garaje, sobre unas bolsas, y allí nos traía de comer. Vivíamos en trance, convencidos de que un técnico diplomado en el Otto Krause y un futuro conscripto de la Patria no podían dejarse derrotar por las astucias de un ingeniero francés. Fue entonces cuando mi padre decidió comprimir el motor y aligerar la dirección para que el coche cumpliera una performance digna de su genio. Hizo un diseño en la pared y me preguntó, desafiante, si todavía pensaba que el fútbol era mas atrayente que la mecánica. Yo no me acordaba cual pieza concordaba con otra ni qué gancho entraba en qué agujero y una noche mi padre salió a buscar al cura para que con un responso lo ayudara a rehacer el embrague. Al fin, una mañana de fines de febrero el coche quedó de nuevo en pie, erguido y lustroso, más limpio que el día en que salió de la fábrica. Lo único que faltaba era la radio que el cura nos había robado en el momento del recogimiento y la oración.
Le pusimos aceite nuevo, agua fresca, grasa de aviación y un bidón de nafta de noventa octanos. Hacía tiempo que mi padre había perdido los calzoncillos y se cubría las verguenzas con los restos de un mantel. Mi novia me había abandonado por los rumores que corrían en la cuadra y mi madre tuvo que lavarnos a los dos con una estopa embebida en querosene. En el suelo brillaba, redonda y solitaria, una inquietante arandela de bronce, pero igual el coche arrancó al primer impulso de llave. Mi padre estaba convencido de haberme dado una lección para toda la vida. Adujo que la arandela se había caído de una caja de herramientas y la pateo con desdén mientras se paseaba alrededor del Gordini, orgulloso como una gallo de riña. Después me guiñó un ojo, subió al coche y arrancó hacia la ruta. A la noche lo encontré en el hospital de Cañuelas, con un hombro enyesado y moretones por todas partes.
--Andá--me dijo--. Presentate al regimiento como mecánico, que te salvas de los bailes y las guardias.
Ese año hice mas de veinte goles sin tirar un solo penal. Por las noches leía a Italo Calvino mientras escribía los primeros cuentos. Mi viejo sabía aceptar sus errores y cuando publiqué mi primera novela, y me fue bien, se convenció de que en realidad su futuro estaba en la literatura. Enseguida escribió un cuento de suspenso titulado La luz mala, que inventó de cabo a rabo. Como Kafka, murió inédito y desconocido de los críticos. Por fortuna para el su único enemigo, grande y verdadero, había sido Perón.

domingo, 1 de julio de 2007

Voraces

Editorial
Enviada por El Chino



- ¡Peronista!
- Más peronista serás vos.

Desde la ventana puede ver cada día la erección de la Municipalidad. Como un pene majestuoso, la torre art-decó se levanta entre los árboles amorronados de la plaza 25 de Mayo y queda flotando sobre las copas, desafiando las hilachas de hielo del atroz invierno que cae implacable y mudo. Es sábado. 18.30. El candidato eternum está adormecido en el sillón con el borrador de su próxima conferencia en el piso. Es un apunte sobre la muerte del actual gobierno y la mejor forma de abordarlo. Las últimas semanas estuvieron plagadas de pensamientos indeseables sobre la fatalidad de las elecciones y él no ha hecho otra cosa que pensar en eso. Siente cada minuto como el último para torcer la voluntad de la gente. Tiene el salvavidas puesto. Pero el capítulo II del apunte aclara sus convicciones: su próxima candidatura para las elecciones de octubre ya está decidida.


El candidato eternum se apoya en la confianza que le da su equipo de trabajo y allí reside su peor táctica. Cada uno tiene un rol definido, y todos se articulan como engranajes de un mecanismo aceitado durante años, que le ha dado a la comunidad los períodos más desafortunados y angustiantes de la política moderna. Sus alfiles se han encargado de acusar al gobierno con las calificaciones ya acostumbradas: corrupción, falta de transparencia, hipocresía, perversión, inmoralidad, deshonestidad, ineptitud, autoritarismo, desorden, incapacidad, incompetencia; materia prima abundante en el pasado.

El candidato eternum no es malo, pero ha dejado en manos de personajes lamentables el desarrollo de un sistema profesional de descalificaciones que sólo han logrado desprestigiarlo y erosionarle su carrera política.
¿Nadie le dijo al candidato eternum que el peso de la denuncia es directamente proporcional a quien la formula? Qué si Villamañe denuncia, la gente le va a creer -o no- a Villamañe, independientemente de la gravedad de la denuncia. Su verosimilitud está adherida a la marca Villamañe. Es la reputación de quien denuncia la que está en juego y, como tal, la credibilidad de la misma. Qué lastima que nadie se lo dijo al candidato eternum.


¿Cuál será la propuesta de PJ para disputar las elecciones? ¿Qué dirán las instituciones sociales sobre el pasado justicialista en el gobierno? ¿Qué dirán los vecinos que van a la Municipalidad a pagar sus impuestos? ¿Qué pensarán los que hoy critican a Vissani cuando tengan al candidato eternum sentado en el sillón de Carricart?

Tomarse en serio la encuesta de MiChaves sobre quien debe ser el candidato a intendente es como hacerle un avión a un niño y decirle que con el puede sobrevolar los árboles (los hackers partidarios son tan conocidos en el pueblo como burdos en su actuar). Sin embargo, la gente está en otra cosa: sólo los políticos asisten a un debate donde están incluidos los medios de comunicación, los políticos, sus esposas, y los allegados de sus esposas. Hay debates que sólo están en la mente de ellos, y creen que los vecinos sólo hablan de eso. Pero no es ingenuidad, en todo el territorio se da el mismo fenómeno: hay debates que sólo existen en los medios de comunicación.

EN OFF

(el chisme de la cena de Calle 11)
Dos mesas más al norte del amplio salón de Luz y Fuerza, el veterano senador fumaba aburrido y ni siquiera atinó a levantar la cabeza cuando le avisaron que Vissani se presentaba nuevamente a elecciones en octubre. Estaba resignado. Su mujer le alcanzó una copa de champán y con un ademán le suplicó que quería irse. Sus alcahuetes lo miraron sorprendidos cuando él se levantó y caminó despacio hasta el guardarropa. Media hora antes, el veterano senador no podía creer lo que escuchaba. Ante sus ojos se desperezaban descaradamente las mismas ideas que habían llevado a la ruina al partido del General. Las mismas técnicas, la misma forma de llegar a la gente, el mismo manejo impiadoso de los que no tienen voz, la misma cultura corporativa de desestabilización y la misma sensación de jugar con el olvido de los votantes. Nadie había cambiado. Y se asustó cuando se dio cuenta que era él el que había educado a esos hombres sin ideas. Y recordó el editorial del domingo: “Ni Correa ni Santillán resisten un archivo”.