domingo, 22 de abril de 2007

El etílico análisis político del Chino

“Se muestra sereno cuando camina. Apenas levanta la cabeza cuando lo saludan. La mayoría son insultos, que emergen de todas partes, al unísono, como un coro de desamparados. Es lunes por la tardecita y no hay suficiente luz: el cielo está plomizo y amenazante, del mismo color que su saco. No hay marcas de la presión que recibió en los últimos días. Tampoco se aprecian los dardos lanzados desde todos los sectores: para asombro de muchos, Jorge Galarza tiene el temple de los viejos políticos y se muestra firme, convencido. Ni emisarios del oficialismo ni tampoco de la oposición pudieron influirlo. Luce imperturbable. Manejó la crisis del vecinalismo con total altura política, como cuando Winston Churchill, en plena Gran Guerra, planificó contener la embestida de Adolf Hitler sobre Londres, esperando el desembarco de los aliados”.
El Chino se fue al carajo. Me desconcierta, como Galarza. Me manda un mail donde ubica al concejal en el lugar de un tiempista profesional, de esos que en medio del temporal se mantienen aferrados al timón sin perder el equilibrio. Sigue: “Deja entrever su decisión cuando sonríe y levanta los hombros. Nunca jamás se llegó a tanta tensión. Nunca hubo tanta incertidumbre en los últimos años en la política local. Nunca un hombre había centralizado semejante atención en vísperas de una sesión de concejales”.

Saco los ojos de la pantalla para limpiar los anteaojos y aprovecho para mirar a Julia, que está a mi lado y no entiende nada. Sabe que algo pasó en mi pueblo, pero se sostiene la cabeza con su mano y me mira mordiéndose el labio inferior. Le digo que me espere, que necesito tres minutos más, sólo tres minutos para terminar de leer el mail del Chino.
En cada correo el Chino exhibe el derrotero de sus primeros años en Letras. Escribe como habla. Sigue:
“El desvelo fue para el oficialismo, que mantuvo en vilo a sus funcionarios en búsqueda de un acuerdo que lo sacara del peor trance desde la asunción de Vissani. Los diarios no se ocuparon en toda la semana de Galarza, ni siquiera hicieron un retrato del hombre más importante de la política chavense hoy. Por eso nadie sabe quién es, de dónde viene, hacia dónde va. Nadie acertó su decisión final. Ni mucho menos qué quiere el concejal, ni cuál será su futuro. El tampoco él lo sabe. Cada palabra que dice revela una posición hasta la palabra siguiente que se le contrapone, y la anula, pero no la mata, queda anquilosada hasta que aparece nuevamente para darnos la estocada final."

Ahora Julia sabe que pasaron los tres minutos y está furiosa. Está mirando los CD truchos detrás de mí, a cinco pesos cada uno. El micro para Buenos Aires sale en media hora y no se banca más la espera en el ciber para que yo termine de leer el mail.
No puedo parar, el Chino, como nunca, acaparó mi atención.
“La intromisión del Justicialismo en la carrera sin obstáculos del gobierno municipal hace pensar en lo peligroso que significa no tener la mayoría legislativa. Nada más frágil que un gobierno municipal. La inexistencia de un paraguas constitucional que resguarde a los gobiernos municipales hace que estos estén a la deriva, tanteando a oscuras el picaporte, y dejando en unas pocas manos la continuidad de la vida institucional. El Justicialismo está partido en dos: los que se van en diciembre, y que perdieron totalmente el rumbo cuestionados por sus estilos de vida y el escaso aporte comunitario, y que creen que la recuperación se sustenta en opacar al gobierno con recursos no comunes y a cualquier costo; y los que miran con menos pesimismo el futuro, que saben que deben construir su proyecto político con imaginación, y no solidificar su destino en base a los desaciertos del gobierno. Lamentablemente, estos últimos son los menos.
Pero en la crisis, ni unos ni otros entendieron el mensaje de la gente, influenciados por el método de aprendizaje de la escuela santillanista y correísta que pregonan más el descarrilamiento ajeno que la gestión por proyectos propios; nunca esta escuela logró instalar en la sociedad una alternativa ingeniosa y contagiosa a tanta mediocridad que nos rodea. Ninguno, ni oficialismo ni oposición, utiliza la imaginación como fuerza motora, simplemente porque requiere concentración para pensar, y tiempo, ese que se utiliza para pensar en que anda el adversario.
Una vez más ganó el gobierno, que no es el mejor, pero si es el que más se esfuerza en alejarse de las escuelas que educaron a cientos de dirigentes, y que hoy no saben como reconciliarse con la sociedad chica. Galarza es color verde-amarelho, dicen.”

Cuando giré Julia ya no estaba más, y el pibe del ciber dormía entre los Cd de cinco pesos y los caramelos de Arcor. Salí desesperado a buscarla por calle 11, con la convicción de que una nueva crisis amanecía con el crepúsculo matutino.

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